Los mortales ataques terroristas en París, que han dejado un saldo de 128 muertos y centenares de heridos, son otra manifestación más de la serie de brutales acciones terroristas que han ensangrentado numerosos países del mundo: Siria, Líbano, Iraq, Rusia, Francia y muchos otros países.
Sin embargo, en
este tiempo de dolor para el pueblo francés y el mundo entero debería ser
también un momento de reflexión sobre cuál ha sido la responsabilidad del
gobierno de François Hollande y de otros gobiernos occidentales en el
crecimiento del terrorismo, y concretamente del EI, en Siria, Oriente Medio y
el mundo entero.
Según señaló
sitio de RT el pasado 6 de mayo, el presidente francés admitió a un periodista
que Francia entregó armas letales a los “rebeldes” sirios en 2012 a pesar de
embargo existente. Es la primera vez que Hollande revelaba esta información ya
que anteriormente afirmaba únicamente haber distribuido armas no letales.
Hollande admitió
la entrega de armas en una entrevista para un libro del periodista
especializado en cuestiones diplomáticas y militares Xavier Panon, informó el
canal Zee News. La obra, titulada “En los pasillos de la diplomacia francesa”
salió a la venta en mayo.
“Hemos empezado cuando estábamos seguros de
que terminarían en las manos adecuadas. En cuanto al armamento letal lo
entregaban nuestros servicios", subrayó Hollande al autor del libro
mencionado.
Según los datos
revelados por el periodista, París entregó a los rebeldes sirios en 2012 de
sistemas de artillería, ametralladoras, lanzacohetes y misiles antitanques.
Durante este tiempo había en vigor una prohibición de la UE a la entrega de las
armas a Siria que fue levantada en mayo de 2013. Hasta entonces, Francia había
reconocido únicamente la entrega de armas no letales, entre ellas salvavidas y
dispositivos de visión nocturna.
Asimismo, el
libro de Panon revela los planes conjuntos de París junto a la Fuerza Aérea de
EE.UU. de realizar ataques aéreos sobre instalaciones del Gobierno sirio en
agosto de 2013. A juicio del periodista, uno de los objetivos de estas
operaciones era la sede de la inteligencia militar siria.
Naturalmente,
Hollande y otros gobiernos occidentales han intentado justificar esta actitud
en base a la falacia de que existen unos “rebeldes moderados”, en especial el
ESL. Hay, sin embargo, muchas evidencias que apoyan la falsedad de tal
afirmación.
Cuando el
periodista alemán Jürgen Todenhöfer, que ha visitado las regiones de Siria e
Iraq controladas por el EI el pasado año, fue interrogado acerca de lo que
piensan los yihadistas sobre el ESL, él respondió: "Ellos se burlan de
este grupo y no lo toman en serio. Ellos dicen: "El ESL es nuestra mejor
fuente de armas. Cuando tienen una buena arma, nos la venden". Ellos sólo
toman en serio a Assad. El ESL no juega ningún papel".
Los propios
cabecillas del autoproclamado Ejército Libre Sirio (ELS) en la provincia de
Idleb, Abu Hashem, defendió en octubre la decisión de parte de los extremistas
que le acompañan, de unirse al grupo terrorista Frente al Nusra. Él explicó que
13 miembros de su milicia se unieron a la agrupación terrorista, brazo armado
de Al Qaida en Siria, para sostener "un intercambio de experiencias",
destacó uno de los sitios digitales administrados por los grupos opositores al
gobierno de Damasco.
Según Hashem, los
miembros del ELS y del Frente al Nusra, la rama de Al Qaida en Siria, "son
hermanos", y no existen diferencias entre sus propósitos, pues comparten
un enemigo común que es el gobierno encabezado por el presidente Bashar al
Assad.
Lo peor es que la
política francesa se ha convertido en un rehén de otras fuerzas exteriores,
fundamentalmente de la influencia israelí, que llevó al nombramiento como
candidato presidencial del propio Hollande dentro del Partido Socialista, y los
contratos millonarios de armamento firmados con Arabia Saudí y Qatar. Estas
influencias y la dependencia de EEUU han puesto fin a la que en su día fue la
política exterior gaullista, basada en la independencia de criterios.
El presidente
sirio, Bashar al Assad, ha advertido ya en numerosas ocasiones que la política
de Francia y otros políticos occidentales era profundamente equivocada porque
acabaría por volverse contra los propios países occidentales y tendía a
debilitar al Ejército y el Estado sirio, que son las únicas fuerzas capaces de
luchar contra el terrorismo de una forma efectiva en su país. Si este
debilitamiento no ha tenido consecuencias mayores -el derrumbe del Estado
sirio, la caída de Damasco y la llegada al poder de los grupos terroristas
takfiris en Siria- esto ha sido sólo por la firmeza del pueblo y el Ejército
sirio y de sus aliados principales, Rusia e Irán.
Los horribles
atentados en París deberían llevar a los líderes franceses a considerar que no
existe un terrorismo “bueno” y otro “malo”, según su objetivo sea uno u otro.
También hay que señalar que la única forma de erradicar esta plaga es una
cooperación internacional que incluya a todas las fuerzas que luchan sobre el
terreno contra ella, incluyendo, por supuesto, a la Siria de Assad.
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